Nosotros los alcohólicos recuperados no somos hermanos por nuestras virtudes, sino hermanos por nuestros defectos y por nuestros esfuerzos comunes para superarlos. COMO LO VE BILL, p. 167
La identificación que un alcohólico tiene con otro es misteriosa, espiritual – casi incomprensible. Pero está allí. Yo la “siento”. Hoy, siento que puedo ayudar a otros y que ellos me pueden ayudar. Preocuparme por alguien es para mí una sensación nueva y emocionante; importarme sus sentimientos, sus esperanzas, sus oraciones; saber de sus tristezas, de sus alegrías, de su horror, de sus pena, de sus pesares; querer compartir estos sentimientos para que alguien pueda encontrar alivio. Nunca sabía cómo hacer esto – ni cómo tratar de hacerlo. Ni siquiera me importaba. La Comunidad de A.A. y Dios me están enseñando a preocuparme de otros.