Un momento crucial en nuestras vidas tuvo lugar cuando buscábamos la humildad como algo que realmente deseábamos, y no como algo que estábamos obligados a tener. DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 80
La manera de vivir de A.A. se convierte en vida de alegría o regreso a la obscuridad y a la
desesperación del alcoholismo. La alegría me llega cuando mi actitud concerniente a Dios y a la humildad se torna en actitud de deseo y no de carga. La obscuridad de mi vida se convierte en luz resplandeciente cuando llego a darme cuenta de que ser honesto y sincero al hacer mi inventario, resulta en una vida llena de serenidad, libertad y alegría. Se profundiza la confianza en mi Poder Superior y un baño de gratitud cae sobre todo mi ser.
Estoy convencido de que ser humilde es ser sincero y honesto respecto a mí mismo y a
Dios. Entonces la humildad es algo que “realmente deseo”, y no “algo que debo tener”.